Una vez más les pongo una fabula. Esta en especial es para que vean lo que a veces no ven a tiempo!!! Disfruten la buena redacción!!
Señor, hoy he buscado Tu Rostro
Fuente: Catholic.net
Autor: Cortesía Marcelo Bravo
En una ocasión un joven tuvo el deseo de subir a la cumbre de una montaña pues pensaba que ahí podría ver el rostro del Señor.
Preparó todo lo necesario, y un día al amanecer empezó su gran aventura; al llegar a las faldas de la inmensa montaña se topó con un anciano que vivía en una pequeña y vieja cabaña; éste al verlo le preguntó: “¿dónde te diriges con tanta prisa y entusiasmo?”. El joven contestó: “A la cumbre de ésta montaña, pues en ella espero ver el rostro del Señor”. El anciano le dijo: “Porque no te quedas un momento conmigo y me ayudas a reparar mi cabaña pues se está cayendo y como ves yo ya soy muy viejo y no puedo solo, y al terminar reanudas tu aventura”. El joven contestó: “Disculpe, anciano, pero no puedo, se me hace tarde, pero al bajar con gusto le ayudaré”.
Después de un par de horas el joven llegó a la cumbre de la montaña, y con gran ánimo gritó: “Señor, ¿dónde estás? ¿quiero verte? ¿dónde estás?”, una y mil veces repitió las mismas preguntas pero no hubo respuesta alguna. El joven al ver su fracaso se retiró del lugar tristemente. En su camino de regreso pasó de nuevo junto a la cabaña, que estaba completamente deshecha y el anciano ya no se encontraba en ella. Él sin darle mucha importancia, continuó su camino.
Al poco rato, encontró una iglesia y decidió entrar en ella y dialogar lo sucedido con el Señor. Ya frente al Sagrario exclamó: “Señor, esta mañana he buscado tu rostro y no lo encontré”. Y el Señor contestó: “Hoy, yo también te pedí ayuda...y no la encontré”
Fuente: Catholic.net
Autor: Cortesía Marcelo Bravo
En una ocasión un joven tuvo el deseo de subir a la cumbre de una montaña pues pensaba que ahí podría ver el rostro del Señor.
Preparó todo lo necesario, y un día al amanecer empezó su gran aventura; al llegar a las faldas de la inmensa montaña se topó con un anciano que vivía en una pequeña y vieja cabaña; éste al verlo le preguntó: “¿dónde te diriges con tanta prisa y entusiasmo?”. El joven contestó: “A la cumbre de ésta montaña, pues en ella espero ver el rostro del Señor”. El anciano le dijo: “Porque no te quedas un momento conmigo y me ayudas a reparar mi cabaña pues se está cayendo y como ves yo ya soy muy viejo y no puedo solo, y al terminar reanudas tu aventura”. El joven contestó: “Disculpe, anciano, pero no puedo, se me hace tarde, pero al bajar con gusto le ayudaré”.
Después de un par de horas el joven llegó a la cumbre de la montaña, y con gran ánimo gritó: “Señor, ¿dónde estás? ¿quiero verte? ¿dónde estás?”, una y mil veces repitió las mismas preguntas pero no hubo respuesta alguna. El joven al ver su fracaso se retiró del lugar tristemente. En su camino de regreso pasó de nuevo junto a la cabaña, que estaba completamente deshecha y el anciano ya no se encontraba en ella. Él sin darle mucha importancia, continuó su camino.
Al poco rato, encontró una iglesia y decidió entrar en ella y dialogar lo sucedido con el Señor. Ya frente al Sagrario exclamó: “Señor, esta mañana he buscado tu rostro y no lo encontré”. Y el Señor contestó: “Hoy, yo también te pedí ayuda...y no la encontré”
3 comentarios:
woww, me encanto,.... nos pasamos todo el tiempo pidiendo y reclamando pero cuando se trata de dar de ofrecer , nos cuesta mucho ... besitos Frank que lindo escrito
vaya...me lo temia...
a veces en la busqeda de lo deseado vamos como burros, qe sea lo primero, y no nos damos cuenta de lo ajeno... U.U
Muy bueno, bss^^
que bonito post hermano... sabes? habemos algunas personas que aveces somos tan ciegas, que no nos damos cuenta de lo que verdaderamente importa... se que hay que dar sinceramente sin recibir nada a cambio, pero es tan dificil!
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